La Champions es
una meta obsesiva para el Real Madrid, pero no sólo para el actual, para todos, es la Historia la que lo dice. Y aunque a José Mourinho no le gusta la palabra obsesión, su presidente, Florentino Pérez, sí quiere que la Copa de Europa se plantee como tal. Son dos vías distintas, dos planteamientos diferentes, para llegar al mismo objetivo:
ganar La Décima.
De momento tras seis temporadas de ausencia en los cuartos de final, este año el Madrid por fin se ha clasificado. Y el sorteo casi no puede ser más morboso. En el bombo
el Schalke 04 de Raúl, también
el Inter, el vigente campeón y ex equipo de Mourinho,
Fernando Torres y el Chelsea, otro ex del entrenador madridista, y por encima de todos
el Barcelona.
La rivalidad con los azulgrana que puede deparar cuatro partidos entre ellos en dos semanas, el mes que viene, quedaba aparcada anoche gracias a un
detalle fantástico. Abidal horas antes de ser operado de un tumor en el hígado veía por televisión como los jugadores del Real Madrid y de su ex equipo, el Olympique Lyonnais, tras el
3-0 final, se ponían unas camisetas en las que estaba escrito
ANIMO ABIDAL. Seguro que ese mensaje, por encima de la competición, le da al defensa francés aún más fuerza para ganar el partido más importante de su vida.
