Quinto año de Fernando Alonso en Ferrari y ojalá pudiera decir
eso de que no hay quinto malo, pero el inicio del Mundial de Fórmula
Uno en Australia ha sido decepcionante. Ya se veía venir que los
Mercedes iban bien, de hecho ganó Rosberg, aunque Hamilton se tuviera que retirar, pero el Williams-Mercedes de Bottas volaba, y encima un Red Bull, el de Ricciardo acabó segundo, al margen de la posterior descalificación.
Vettel, tetracampeón del mundo, se retiró, también con problemas mecánicos como Hamilton, pero si el Red Bull de su compañero Ricciardo fue casi perfecto, el del alemán será un misil en breve.
Todo
malas noticias para Alonso, que quinto o cuarto por la descalificación
de Ricciardo, nada cambia. Y el problema no es el asturiano, porque el
otro Ferrari, el de Raikkonen terminó séptimo y también a años luz de Rosberg.
Y si los McLaren-Mercedes de Magnussen y Button,
segundo y tercero, también han pasado por encima de Ferrari, la
pregunta es obvia ¿cómo puede ser que la mítica escudería italiana no
sea capaz de darle un coche competitivo a sus pilotos? La respuesta no
existe.
Sólo queda esperar un milagro y ser igual de positivos que Alonso, porque, visto lo visto en Melbourne, el mejor botín posible son los doce puntos que ha sumado.