La revolución de
La Roja tenía que ser en octubre. Porque tenía que ser. Pudo serlo antes, incluso del
Mundial de Brasil, pero
Vicente del Bosque no pudo, no supo o no quiso.

Y nos fue mal. Pero el futuro ya está aquí, como en la canción de Radio Futura. Esta
Selección Española es diferente, ya no es la que nos hizo
Campeones de Europa,
Campeones del Mundo y de nuevo de Europa. Esta es otra... pero que también quiere ganar títulos.


Y le ha costado al seleccionador, le ha costado por
Costa sobre todo. Diego que por fin ya sabe lo que es golear con
España, aunque fuera ante
Luxemburgo. Y luego por
Casillas, que ya no es titularísimo y ni siquiera titular.
David de Gea ya es el presente y el futuro. La transición dulce que quería Del Bosque le ha salido de repente amarga, sobre todo para
Iker, que va a seguir en la Selección, pero ya de otra manera. Es ley de vida.

En cuanto al resto del equipo, ya es más nuevo que viejo. Con las ilusionantes irrupciones de
Alcácer, Rodrigo, Bernat, Bartra, Carvajal... hasta Del Bosque ha caído enamorado de la moda juvenil.