No va a haber término medio. O le ganamos a Italia y revalidamos el título de
Campeones de Europa o el
"biscotto" va a ser una cruz que nos va a perseguir ya para siempre, como el codazo de
Tassotti a Luis Enrique en cuartos del
Mundial de Estados Unidos, en 1994.

O pasamos a la Historia del fútbol al ganar lo nunca visto
Eurocopa, Mundial y otra vez Eurocopa, o el
bizcocho que decían los italianos va a ser una indigesta comidilla para el resto de nuestras vidas; siempre nos acordaremos de áquel 2-2 con
Croacia, en la primera fase, que dejaba fuera a Italia y que por suerte no se dió. Y digo por suerte porque esta posible cruz del "biscotto" la vamos a llevar a cuestas nosotros solos, pero si llegamos a hacer el
amaño esa cruz nos la habría puesto el mundo entero, y ya es lo que nos faltaba por cargar con las ganas que nos tienen por ahí.
Todo esto es sólo un motivo más para que derrotemos a
Italia, para demostrar que también en fútbol desde hace cuatro años somos los mejores y que esta
Eurocopa de Polonia y Ucrania merece ganarla
España.