
Los colegiados actuales en teoría son profesionales, ingresan de media más de 200.000 euros anuales, pero resulta que además tienen otros trabajos, salvo alguna excepción. Esto significa que no se dedican al arbitraje al ciento por ciento. Se limitan a la preparación física y poco más, porque le tienen que dedicar la mayor parte de su tiempo a su verdadera profesión. Y eso no puede ser. O una cosa o la otra.
Si cada semana con sus asistentes dirigieran cuatro o cinco partidos, de juveniles o aficionados por ejemplo, seguro que se encontrarían con circunstancias como las de estos días y fijo, que sin la ayuda de la tecnología, el fin de semana podrían solventar mejor cualquier papeleta complicada.
Yo soy un gran defensor del VAR o del ojo de halcón. En definitiva de la justicia en el fútbol, pero que los árbitros tienen que prepararse mejor, también. Y ojo, que nadie se preocupe, que las tertulias de bar, no se acabarán con el VAR.